
"No puedo volver al ayer, porque yo era una persona diferente". Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas
Hoy inició el curso con el grupo vespertino! Lo celebro porque me estaba poniendo cada vez más nervioso, y me gustó mucho la solución final que tomó esta primera parte, y las ideas sobre mi propuesta de curso completo me empiezan a convencer. He estado revisando viejos textos conocidos, buscando nuevos, hasta a la biblioteca fui (yo que pasan semestres enteros sin que me acerque a ese lugar que fue tan importante en mi formación). Estando ahí, prácticamente solo, se me ocurrió que sería bonito explorar con los grupos lo que puede darnos la biblioteca, así que en estos días pienso hablar con la coordinadora de la biblio para ver si nos pueden dar un cursito de búsqueda, ya les tendré noticias.
En la entrada anterior les mencionaba de mi licuado de emociones, y era mi propósito hablarles de mis expectativas, pero me salí del tema, o entré a otro tema que era parte del tema. Ahora si les cuento.
Este curso me emociona, me reta, y se me complica de muchas maneras. Y es que me gusta, como decía un psicólogo ruso, sobreproblematizar, que se puede explicar como sigue: cuando sabemos la solución de un problema que tenemos enfrente, y en lugar de simplemente proceder a solucionarlo se nos ocurre que puede tener otra solución, o que a lo mejor el problema no es el problema sino otro que aún no alcanzamos a ver, y comenzamos a buscar ese otro problema o una solución diferente, entonces estamos sobreproblematizando. Algo así como inventar un problema del problema. Es un concepto con una historia muy bonita, pero se las cuento en otra oportunidad, porque sino...
Pasa que he estado muy relacionado a la enseñanza de la investigación y la metodología desde los tiempos en que inicié mi práctica docente, hace unos 16 años! Todo mi desarrollo como docente, es decir, la persona que he venido-decidido a ser está enredado con la enseñanza de la metodología de tantas formas que me es difícil iniciar por alguna parte. Tal vez por el principio sea una buena idea. Estudié la licenciatura de psicología, todas las materias relacionadas con el conocer me fascinaron: la psique, la mente, la cognición, los conceptos, la inteligencia, el pensamiento, el significado, el lenguaje. No son de las materias más populares porque están rodeadas de mucho lenguaje teórico, pero pueden ser estimulantes una vez que, como decía un amigo, se les lee como novelas, jejeje. Ahí encontré, por ejemplo, al sabio Piaget (con su pelo blanco y su pipa), que creía que los niños piensan como pequeños científicos, construyendo en sus mentes hipótesis y operaciones lógicas. No estoy de acuerdo con esa idea, pero algo que le aprendí es que los pequeños humanos no son como creen los adultos, no son simples esponjas o repetidores, más bien crean, son creadores.
En la facultad de psicología inicié a dar cursos de práctica, que consistían básicamente en que los estudiantes realizaran proyectos de investigación de acuerdo al formato de investigación experimental, dentro de una temática preestablecida. Aunque aprendí a hacerlo con destreza nunca me sentí agusto, el método-como-receta chocaba con la intención de que los estudiantes pensaran por sí mismos. En ese tiempo también me encontré con Vygotsky (que tenía una pinta de rebelde sin causa, murió muy joven, a los 34), y un texto suyo que hasta la fecha me sigue ayudando a pensar, con el vigente título de Problemas de método. Ahí decía que: “el método es, simultáneamente, requisito previo y producto, la herramienta y el resultado del estudio”. La frase me hipnotizaba, pero, cómo podía ser posible eso. Se suponía, así lo afirman todos los manuales de investigación, que el método debe establecerse antes de iniciar la investigación, que debe estar claro qué técnicas, procedimientos, etcétera, deben seguirse, de otro modo la investigación se perdería; ¿cómo sería eso de encontrar el método al final de la investigación?, Para usar una analogía de cocina, ¿cómo sería conocer la receta después de hacer el platillo? u_u
Vygotsky pensaba que en su época no existían métodos que fueran capaces de captar la complejidad de lo humano, que había necesidad de inventarlos, y por ello toda investigación de lo humano debía evaluar su método, para ir construyendo lo que él creía era la ciencia del futuro, la psicología. Esta actitud estaba influida por la época que vivió, el primer periodo de la revolución rusa, cuando cuestionar lo establecido y probar nuevas formas era bien visto, en ciencias, arte, política, hasta que... Bueno, eso es otra historia. Lo que yo he llegado a entender de la frase es un poco más mío. Como el método nos lleva siempre a un camino inesperado hay que estar pendientes de todo lo que va surgiendo en el proceso, abierto a las posibilidades de la acción, el sentir y el pensar. Se puede expresar así: quien mucho aprieta nada abarca (que es la inversión del dicho popular, quien mucho abarca poco aprieta), es decir que es mejor dejar algunas cosas sueltas, indeterminadas, sensibles.
¿Cómo enseñar esto? Bueno, eso es lo que espero que ustedes me ayuden a resolver ;-)
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